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El Trasatlántico Sirio


"Esta tarde ha llegado hasta nosotros la noticia de haber embarrancado yéndose a pique en los bajos de las Hormigas, un trasatlántico de nacionalidad italiana, que conducía pasajeros." (EL ECO de Cartagena. 4 de agosto de 1906.)


El vapor Sirio

El Sirio era un trasatlántico a vapor de 7.000 toneladas de peso. Perteneciente a la Compañía General de Navegación Italiana La Veloce de Génova, realizaba sus viajes ordinarios entre su puerto de origen y América (Brasil, Argentina y Uruguay).



"Con 115 metros de eslora, 12´7 de manga y 7´5 de puntal, tenía un esbelta y elegante silueta (como casi todos los barcos italianos) que llamaba poderosamente la atención y era la envidia de muchos de los rivales de la Raggio; branque recto y popa de clíper en espejo, dos finas chimeneas caídas a popa a son de los tres altísimos palos que configuraban su aparejo. Aunque habitualmente su casco estaba pintado de color negro y rojas la obra viva, como era habitual en la época, en determinadas etapas de su carrera fue íntegramente pintado de blanco lo que le daba un aspecto muy airoso." ("Los grandes naufragios españoles". Fernando José García Echegoyen.)


Los orígenes de la compañía italiana se remontan a 1882, año en que fue registrada con el primitivo nombre de Societá Italiana di Transporti Marittimi Raggio & Co. La Raggio fue una de las primeras compañías navieras en establecer una línea regular entre Italia y las Américas. A finales de 1883 la Raggio se asoció con la naviera Rocco Piagio & Co. constituyendo - ya el año siguiente- la Navigazione Generale Italiana Flotte Riuniti, que sería la nueva propietaria del vapor.


El Sirio fue construido en Glasgow durante el año 1882 en los astilleros Robert Napier e Hijos y botado el 26 de marzo del año siguiente. El 19 de junio de 1883 partió rumbo al que sería su puerto, Génova, y de allí zarparía el 15 de julio hacia Río de Janeiro, Santos y Buenos Aires en su primer viaje oficial. Un año después, el 21 de julio de 1884, empezaría sus viajes regulares con destino a América del Sur.


Reformas posteriores en su planta propulsora hicieron que su velocidad aumentara de los 13 nudos iniciales a 18.


"Una de las primeras medidas que tomaron los nuevos armadores al adquirir el Sirio fue someterlo a importantes remodelaciones en lo referente a la planta propulsora del buque; retirando el propulsor compound de un solo eje que proporcionaba una velocidad de crucero de 10 nudos y una máxima de 13. Efectuada la renovación del buque, éste conseguía alcanzar una velocidad de 18 nudos". (masdebuceo.com)


En 1887 el gobierno italiano, presidido por F. Crespi, emprendía un política colonial en Etiopía, y la Marina italiana se sirvió de 16 buques mercantes, entre ellos el Sirio, para el transporte de las tropas. A esta etapa pertenece el episodio del abordaje al Sirio por la fragata argentina Presidente Sarmiento que en diciembre de 1899 realizaba un largo viaje por los mares.


"El agravamiento de las relaciones con Chile provocó cambios en el itinerario. Recibieron la orden del Ministerio de Marina de desembarcar a los cadetes en Gibraltar, quienes abordaron el vapor italiano Sirio, el 19 de diciembre, junto con gran parte de la oficialidad y marineros, con destino a Buenos Aires, donde llegaron el 8 de enero".


Tras este paréntesis, el Sirio volvería a su línea regular entre Génova y las Américas con escalas en los puertos españoles de Barcelona y Cádiz. El día 2 de agosto de 1906 el Sirio partió del puerto ligur repleto de emigrantes que abandonaban sus hogares y el hacinamiento de sus ruinosos centros urbanos para buscar, lejos de los suyos, una esperanza de vida en las Américas. La tarde del día 3 el Sirio atracó en Barcelona, donde, según datos oficiales, embarcaron 86 pasajeros - otras fuentes hablan de 94, otras de sólo 75 -, entre ellos 50 españoles, la mayoría catalanes. Estas mismas fuentes cifraban en 822 el número total de personas a bordo del Sirio, aunque, a tenor de la descripción del pasaje, debieron ser bastantes más. Constituían éste veinte pasajeros de primera clase, cincuenta de segunda y seis ranchos de tercera clase, compuestos, cada uno de ellos, por noventa personas. Pero si se tiene en cuenta que, en los ranchos, los niños eran contados de cuatro en cuatro como una sola persona, y que en ellos viajaban casi exclusivamente los emigrantes y entre ellos había familias enteras con un gran número de hijos pequeños, el número total de pasajeros debió superar con creces el millar. Si además hacemos caso de las historias sobre emigración ilegal, pagos a carabineros y a marineros, sobornos y capitanes corruptos, la cantidad pudiera muy bien duplicarse fácilmente.


Ha quedado demostrado que el Sirio había recogido clandestinamente en algún punto de la costa valenciana a un número indeterminado de personas procedentes de Alcira que viajaban sin billete y pagaban la cantidad de 100 pesetas al capitán. Posteriormente, tenía previsto recoger más pasajeros de manera ilegal en Águilas, Almería y Málaga, y probablemente en algún otro puerto de la costa mediterránea española que no se ha podido comprobar.


La tripulación del vapor estaba compuesta por ciento veinte hombres a las órdenes del capitán José Piconne, decano de la compañía genovesa, en la que trabajaba desde hacía veintiséis años. Veinte años antes de su ingreso en la General de Navegación, con sólo 16 años, Piccone había sentido la llamada del mar y comenzado a navegar.